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jueves, 13 de noviembre de 2008

LA MUERTE (CIENTIFICA) DE JESÚS

A los 33 años Jesús fue condenado a muerte.
La ''peor'' muerte de la época.
Sólo los peores criminales murieron como Jesús.
Y con Jesús todavía fue peor, porque no todos los criminales
condenados a aquel castigo recibieron clavos en sus miembros.
Sí, fueron clavos... ¡y de los grandes!
Cada uno tenía de 15 a 20 cm., con una punta de 6 cm... y el otro
extremo puntiagudo.
Ellos eran clavados en las muñecas y no en las manos como dicen.
En la muñeca, hay un tendón que llega a nuestro hombro, y cuando
los clavos fueron martillados, ese tendón se rompió obligando a
Jesús a forzar todos los músculos de su espalda, por tener sus
muñecas clavadas, para poder respirar porque perdía todo el aire de
sus
pulmones.
De esta forma era obligado a apoyarse en el clavo metido en sus
pies que todavía era más grande que el de sus manos, porque
clavaban los dos pies juntos. Y como sus pies no aguantarían por
mucho tiempo sin rasgarse también, Jesús era obligado a alternar
ese ''ciclo'' simplemente para lograr respirar. Jesús aguantó esa
situación por poco más de 3 horas.
Sí, ¡más de 3 horas!
Mucho tiempo, ¿verdad?
Algunos minutos antes de morir, Jesús ya no sangraba más.
Sencillamente le salía agua de sus cortes y heridas.
Cuando lo imaginamos herido, imaginamos meras heridas, pero no, las
de Él eran verdaderos agujeros, agujeros hechos en su cuerpo...
Él no tenía más sangre para sangrar, por lo tanto, le salía agua.
El cuerpo humano está compuesto de aproximadamente 3,5 litros de
sangre (en un adulto).
Jesús derramó 3,5 litros de sangre; tuvo tres
clavos enormes metidos en sus miembros; una corona de espinas en su
cabeza y además un soldado romano le clavó una lanza en su tórax.
Todo esto sin mencionar la humillación que pasó después de haber
cargado su propia cruz por casi dos kilómetros, mientras la
multitud le escupía el rostro y le tiraba piedras (la cruz pesaba
cerca de 30 kilos, tan solo en la parte superior, en la que le
clavaron sus manos).
Todo eso pasó Jesús, sólo para que tú tengas un libre acceso a
Dios.
Para que tengas todos tus pecados "lavados". ¡Todos ellos sin
excepción!
No ignores esta situación. ¡ÉL MURIÓ POR TI!
No creas que Él murió por otros, por aquellos que van a la iglesia
o por aquellos monjes, curas, pastores, obispos, etc.... ¡Él murió
por ti!

lunes, 10 de noviembre de 2008


Mi primera entrada...
Concierto en el auditorio del Museo del Aguacate donde interpreto a Duo con el maestro Abner Jimenez la pieza Gavotte (J. S. Bach)